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Reflexiones sobre nuestra identidad (2ª parte)

Reflexiones sobre nuestra identidad (2ª parte)

María Fontaine

Para continuar el primer artículo sobre el tema de nuestra identidad en Cristo, les ofrezco una lista más extensa, aunque no exhaustiva ni mucho menos, de algunos de los muchos privilegios estupendos, beneficios, dones y habilidades que cuando los hacemos nuestros contribuyen a que se manifieste ante los demás el Espíritu del Señor.

¿Por qué debemos esforzarnos tanto por descubrir y desarrollar nuestra identidad en Jesús? Hay beneficios obvios, como la mayor fe y confianza que tenemos cuando sabemos quiénes somos en Él y estamos persuadidos de que Él nos ama incondicionalmente. Sin embargo, hay una razón de más peso todavía: cuanto más se desarrolla nuestra identidad en Él, más evidente es eso para los demás.

Si los demás observan en nosotros manifestaciones positivas del Espíritu de Dios, desearán adquirir ellos mismos esas cualidades. Tal vez ese sea el punto de partida para que personas que no han aceptado a Jesús deseen conocerlo, se acerquen a Él e inicien el proceso de desarrollar su propia identidad en Cristo.

Lo que soy en Cristo

  • En Cristo tengo vida. «Dios, cuya misericordia es abundante, por el gran amor con que nos amó, nos dio vida junto con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros pecados (la gracia de Dios los ha salvado), y también junto con él nos resucitó, y asimismo nos sentó al lado de Cristo Jesús en los lugares celestiales.  Efesios 2:4-6 (RVC)

  • Soy embajador de Cristo. «Somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios».  2 Corintios 5:20 (RVR 95)

  • Me he reconciliado con Dios. «A Dios le agradó habitar en Él con toda Su plenitud y, por medio de Él, reconciliar consigo todas las cosas, tanto las que están en la tierra como las que están en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz. En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados de Dios y eran Sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos, intachables e irreprochables delante de Él, los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante Su muerte».  Colosenses 1:19-22 (NVI)

  • Tengo paz con Dios. «Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros». Romanos 5:1(NTV)

  • He sido perdonado. «En Él tenemos la redención […], el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio».  Efesios 1:7,8a (NVI)

  • Soy santo e intachable a los ojos de Jesús. «Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos».  Efesios 1:4 (NTV)

  • Soy amigo de Jesús. «Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de Mi Padre os las he dado a conocer».  Juan 15:15 (RVR 95)

  • Soy hijo adoptivo de Dios. «Ustedes no recibieron un Espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: “¡Abba! ¡Padre!”»  Romanos 8:15 (NVI)

  • Soy una creación única de Dios. «El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que solo conoce el que lo recibe».  Apocalipsis 2:17 (NVI)

  • Soy la esposa de Cristo. «Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la Ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios».  Romanos 7:4 (RVR 95)

  • Tengo el poder de Dios que me da la fortaleza y la paciencia llena de alegría que necesito. «Pedimos que él, con Su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría».  Colosenses 1:11 (DHH)

  • Soy una nueva persona. «De modo que si alguno está en Cristo,  nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas».  2 Corintios 5:17 (RVR 95)

  • Soy hijo de la luz, y no de la oscuridad. «Todos ustedes son hijos de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche».  Tesalonicenses 5:5 (NTV)

  • La justicia de Jesús mora en mí. «Y encontrarme unido a Él. No quiero mi propia

  • justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe».  Filipenses 3:9 (NVI)

  • Ninguna condenación pesa ni pesará nunca sobre mí. «Ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús».  Romanos 8:1 (NVI)

  • 16. Dios me escogió y me tiene mucho cariño. «Hermanos amados de Dios, sabemos que Él los ha escogido».  1 Tesalonicenses 1:4 (NVI)

  • «Para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado».  Efesios 1:6 (RVR 95)

  • El Espíritu de Dios habita en mí. «¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?»  1 Corintios 3:16 (NVI)

  • Me he liberado de la ley del pecado y de la muerte. «La ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús, te liberó de la ley del pecado y de la muerte».  Romanos 8:2 (DHH)

  • Soy más que un vencedor. «En todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó».  Romanos 8:37 (RVC)

  • Soy un ser espiritual con una herencia de riquezas eternas. «Por Su gran misericordia y mediante la resurrección de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva, para que recibamos una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera. Esta herencia les está reservada en los cielos a ustedes, que por medio de la fe son protegidos por el poder de Dios, para que alcancen la salvación, lista ya para manifestarse cuando llegue el momento final».  1 Pedro 1:3-5 (RVC)

  • Soy una persona magnífica porque Dios me engrandece. «Me diste asimismo el escudo de Tu salvación; Tu diestra me sustentó  y Tu benignidad me ha engrandecido».  Salmo 18:35 (RVR 95)

  • He sido llamado a ser santo. «A la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesucristo, Señor suyo y nuestro».  1 Corintios 1:2 (RVC) «A los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes».  Colosenses 1:2 (RVC)

  • Soy parte del real sacerdocio. «Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable».  1 Pedro 2:9 (RVC)

  • Soy mensajero de reconciliación. «Todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación. Esto quiere decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, sin tomarles en cuenta sus pecados, y que a nosotros nos encargó el mensaje de la reconciliación».  2 Corintios 5:18-19 (RVC)

  • Soy ciudadano del Cielo. «Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo».  Filipenses 3:20 (RVR 95)

Lo que puedo hacer en Cristo

  • El poder de Dios puede obrar por medio de mí.«Por el don de la gracia de Dios, que me ha sido dado conforme a Su gran poder, yo fui designado ministro de este evangelio».  Efesios 3:7 (RVC)

  • Puedo ser partícipe de Su naturaleza divina. «Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por Su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos».  2 Pedro 1:3-4 (RVC)

  • Puedo mantenerme firme en el día malo. «Por lo tanto, echen mano de toda la armadura de Dios para que, cuando llegue el día malo, puedan resistir hasta el fin y permanecer firmes».  Efesios 6:13 (RVC)

  • Estoy en unión con otros creyentes. «Solo compórtense ustedes como es digno del evangelio de Cristo, para que ya sea que vaya a verlos, o que me encuentre ausente, sepa yo que ustedes siguen firmes, en un mismo espíritu y luchando unánimes por la fe del evangelio».  Filipenses 1:27 (RVC)

  • Puedo acercarme a Dios con audacia, libertad y confianza por medio de Jesús. «Gracias a Cristo y a nuestra fe en Él, podemos entrar en la presencia de Dios con toda libertad y confianza».  Efesios 3:12 (NTV)

  • Dios me ha autorizado para hacer discípulos de todas las naciones. «Jesús se acercó y les dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”». Mateo 28:18-20 (RVC)

  • Con Jesús puedo encarar y superar cualquier cosa en la vida.«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».  Filipenses 4:13 (RVR 95)

  • Como persona que Dios ha escogido, puedo vestirme de compasión, misericordia, bondad, humildad y paciencia. «Como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia».  Colosenses 3:12 (RVC)

  • Soy capaz de perseverar. «Avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús».  Filipenses 3:14 (NTV)

  • Puedo comunicar a los demás lo que Jesús ha hecho por mí. «Cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder, y serán Mis testigos en Jerusalén, en Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra».  Hechos 1:8 (RVC)

  • Puedo madurar espiritualmente. «Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo».  Efesios 4:15 (NVI)

  • Puedo tener una nueva actitud y un nuevo estilo de vida. «Si de veras se les habló y enseñó de Jesús según la verdad que está en Él. Con respecto a la vida que antes llevaban, se les enseñó que debían quitarse el ropaje de la vieja naturaleza, la cual está corrompida por los deseos engañosos; ser renovados en la actitud de su mente; y ponerse el ropaje de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.  Efesios 4:21-24 (NVI)

  • Puedo perdonar a los demás. «Sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo».  Efesios 4:32 (NVI)

  • Puedo dar gracias por todo. «Den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».  Efesios 5:20 (RVC)

  • Puedo someterme a otros con humildad. «Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo».  Efesios 5:21 (NVI)

Lo que sé en Cristo

  • Tengo la certeza de que todo redundará en bien. «Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito».  Romanos 8:28 (NVI)

  • Dios perfeccionará la obra que ha empezado en mí. «Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva».  Filipenses 1:6 (NTV)

  • Puedo descubrir cuál es la voluntad de Dios para mí. «No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta».  Romanos 12:2 (NVI)

  • Puedo seguir adelante pase lo que pase, mediante el poder de Dios en mí. «Tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también Su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal».  2 Corintios 4:7-11 (NVI)

  • Jesús me ha enviado al mundo para que lleve a cabo una misión. «Como Tú me enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo».  Juan 17:18 (RVR 95)

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